Para señalar el amor más visceral hacia un amigo hay quienes usan una comparación sanguínea: “Es como un hermano”. Pero hay quienes, sin embargo, mantienen con sus hermanos un vínculo desnutrido y fatigado, capaz de romperse para siempre cuando llega el momento de cuidar a los padres enfermos, de aceptar que vuelvan a formar pareja tras la viudez o de repartir la herencia cuando mueren. Lo cierto es que, como en las telenovelas, los abogados no paran de iniciar litigios “a muerte” entre hermanos para ver quién se queda con la mejor tajada de la herencia familiar. Y en el mundo, muchos psicoanalistas están corriendo el foco del Complejo de Edipo –es decir, de las relaciones verticales, entre padres e hijos– y empezaron a ponerlo en las relaciones horizontales, es decir, lo que se conoce como el Complejo fraterno.
Carlos Antar es psiquiatra y psicoanalista y atiende desde hace más de 30 años terapias vinculares, entre ellas la que se conoce como “terapia de hermanos”. Y mientras él registra un incremento de pacientes con conflictos fraternales, Luis Kancyper –psicoanalista y autor de los libros “El complejo fraterno” y “Resentimiento terminable e interminable”– acaba de volver de una jornada sobre el tema en Italia.
Se investiga cada vez más la importancia de lo fraterno, explica, porque hay una caída de la figura patriarcal y una mayor horizontalidad en las relaciones.
“Están, por un lado, los motivos manifiestos de las peleas entre hermanos adultos: por ejemplo, cuando uno de los padres muere y aparece una pareja nueva se ponen en juego supuestas lealtades: los ‘leales’ al padre que ya no está, que ven en la nueva pareja un intruso que viene para quedarse con algo, contra los ‘hipercomprensivos’ con el padre que quiere volver a casarse. Se enfrentan y terminan convirtiéndolo en una cruzada a muerte”, describe Antar.
Otro detonante frecuente es el cuidado de los padres cuando se enferman: “En estos casos pueden aparecer disputas y rencores del pasado entre hermanos: ‘ A vos te dieron más, ocupate ’, ‘ sos mujer, tu marido te mantiene ’, ‘ a mí, mamá me dice otra cosa ’, ‘ claro, con su hijito preferido nunca se queja ’, ‘ él sólo pone dinero, no los ve nunca ”, cuenta Liliana Bases Savoy, coordinadora del Departamento de Adultos Mayores de la Asociación Psicoanalítica Argentina. A eso se suma: quién escucha los partes médicos, quién paga los gastos y quién dice que no puede colaborar pero se frota las manos esperando la herencia. “Todas son situaciones que requieren de reordenamientos ante la fijeza de roles para que no aumente la agresión y la culpa consecuente. En esto está implícito el aceptar la vejez de los padres y el propio envejecimiento: el ir quedado en la primera línea”, agrega.
Pero es en los juzgados donde a muchos hermanos los delata la miseria. “Todos los litigios que tengo entre hermanos tienen que ver con la administración de los bienes del padre muerto. En este momento tengo un caso de tres hermanos enfrentados contra uno. Uno de ellos, mientas su papá estaba internado con respirador, le hizo firmar una transferencia de sus acciones”, cuenta la abogada de familia, Mariana Gallego. El proyecto del nuevo Código Civil podría traer todavía más cola: “Sucede que hoy un padre debe heredar obligatoriamente a sus hijos el 80% de lo que tiene pero con el nuevo Código sólo estaría obligado a heredarles el 66% y dejarle el resto a quién se le antoje.
“ También son cada vez más frecuentes las batallas por las categorías de hermanos. Esto es, un hombre con hijos se divorcia y vuelve a formar pareja y a tener otros hijos. Los del primer matrimonio entienden que ellos son ‘hijos de primera’ y los otros son hijos ‘de segunda’ y no están dispuestos a repartir con ellos la herencia”, agrega.
Para llegar a ese extremo, detrás de los motivos manifiestos están los inconscientes. “Estos casos ponen al rojo vivo motivos infantiles: rivalidades, confrontaciones, competencias y celos. Hay situaciones de rivalidad infantiles vinculadas con el amor de los padres que dejan marcas para toda la vida; y en estas situaciones se reeditan. También depende de las experiencias de la vida y de las características personales de cada uno”, dice Antar.
Lo que es increíble es que muchas de esas peleas entre hermanos adultos sean para siempre. Kancyper concluye: “Entre hermanos hay mayor crueldad que entre hijos y padres porque hay un nivel horizontal de relación que habilita a decirse las cosas más atroces. Pero el ‘para siempre’ depende de las características personales de cada uno. Hay gente que tiene la ‘memoria del rencor’: no olvida nunca, no perdona y busca venganza. Y hay gente que tiene ‘la memoria del dolor’, que admite con pena lo irrecuperable pero en vez de quedarse empantanado en el ayer, busca generar un proyecto de presente mirando hacia adelante”.
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