Cacería de conductores
No portar el cinturón de seguridad, hablar por celular
mientras conduces o llevar a niños, niñas o bebés en asientos delanteros del
vehículo, entre otras, son motivos de infracciones viales cuyas multas se
establecen a criterio de la persona en turno en el área de infracciones de la
Dirección de Tránsito.
Mientras que el Reglamento de la Ley de Tránsito no tiene un
tabulador que establezca de manera concreta el monto de cada multa; el artículo
92 señala que “las sanciones por infracciones a las normas de tránsito, se
aplicarán tomando en cuenta la gravedad de la infracción, el peligro, la
incidencia y las condiciones médicas y psicológicas de infractor”.
En caso de que hubiera fuga por parte del que cometiera la
infracción: “se aumentará en una mitad el monto máximo de la multa”, misma que
es establecida en UMA (Unidad de Medida y Actualización), actualmente equivale
a 84 pesos.
Así, en caso de cometer una infracción antes mencionada,
tendrá que esperar a llegar a ventanilla para saber el monto a pagar, lo cual
también dependerá del tiempo en el que se presente a pagar la deuda.
El artículo 153 plantea descuentos en cada multa y se
aplican de acuerdo a lo previamente establecido en el sistema. Si la persona
acude durante los primeros cinco días de la infracción tendrá un mayor
beneficio.
Peligros de las “mordidas”
Los agentes de tránsito se aprovechan de que las sanciones
queden a criterio de la persona que establece la multa, para obtener una jugosa
“mordida”, pues, de acuerdo a lo señalado por personas que han sido
infraccionadas, lo primero es realizar la detención, posteriormente advertir
que la infracción cometida tiene un costo superior a los dos mil y hasta tres
mil pesos.
“La idea es orillarnos a dar mordida”, señaló Laura, una
conductora que fue infraccionada por hablar por teléfono mientras conducía. El
agente de tránsito que la detuvo le dijo que era más económico un arreglo que
el pago de una multa. Aunque desconocía el monto de la multa, ella decidió
acatar la infracción y acudir a pagar a tránsito del estado, cantidad que fue
mucho menor de lo que le había advertido el agente que levantó la infracción.
El que no exista una
tarifa determinada para el cobro de multas, se convierte en un riesgo para que
se cometan injusticias en el momento de los cobros o permitir las mordidas.
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